musica

Concierto de Fran Healy

Estaba un poco preocupada por lo que este concierto pudiera depararme. Travis es uno de los grupos más míticos de mi adolescencia y uno de los que más han conseguido emocionarme en directo. Me daba un poco de miedo que el buen recuerdo que guardo de ellos pudiera quedar algo empañado con esta presentación del disco en solitario de su líder que, por mucho que me pese- odio decir algo negativo de esa entrañable criatura que es Fran Healy– me había dejado un poco decepcionada. Sin embargo, no exagero si digo que el recital que nos regaló el viernes en la muy pequeña y familiar sala Be Cool, quedará grabado en mi memoria como uno de los más especiales a los que he asistido en mi vida.

Travis

Sale él solo con su guitarra y su sonrisa amable y de pronto es como si un amigo hubiera tomado el escenario. Las canciones suelen ser pequeñas historias con música, y las de Fran Healy te llegan al corazón porque son tan honradas y asequibles que acaban siendo tuyas. Él nos las regaló, desnudas y vulnerables, sin más arreglos que su voz, su guitarra acústica y las historias que las inspiraron.

Healy parece ser el primero en saber que el suyo es un público nostálgico y arranca con una vieja cara b de Travis, 20, una preciosa melodía de despedida a la adolescencia que escribió cuando cumplió tan señalada edad y según él “una de las primeras que compuse que no resultó ser una mierda”. No sólo no es una mierda sinoque es una de esas canciones que te absorben en su particular universo, y así, escuchándole cantar sobre clases de lengua y amores adolescentes, recuerdo la primera vez que escuché aquel tema, en el Razzmatazz, en la gira de presentación de The invisible band y siendo yo una quinceañera con los mismos miedos y esperanzas que los que narra la canción. Me sorprendo de repente perdida en mis propios recuerdos, con la piel de gallina y sin saber bien si me siento melancólica o contenta, o las dos cosas a la vez. Y el concierto apenas acaba de empezar.

La sigue Holiday, de su reciente Wreckorder – la canción que suena más a Travis del disco, probablemente porque colaboró Andy Dunlop con su característica guitarra punteada- y luego su maravillosa Writing to reach you, una canción que siempre me ha encantado y que ahora, conociendo el contexto en la que fue escrita y que tan cómicamente compartió Fran con nosotros- el mal de amores, el invierno en Glasgow, los Oasis en la radio y el futuro incierto- todavía me gusta más si cabe.

Luego, la romántica Anything seguida de As you are, de nuevo acompañada de una anécdota, esta vez una muy bonita y emocionante historia sobre el poema que un desconocido en un tren le escribió siendo él un niño. Fly in the Ointment, Side, As it comes – cuya línea de bajo fue tocada en el disco por el mismísmo Paul McCartneySing, Rocking chair– una triste melodía sobre el Alzeimher- Sierra Leone– un simpático bonus track que no llegó a incluirse en el disco…, los nuevos temas se van combinando con grandes éxitos del pasado- obviando, curiosamente, su último single Buttercups– hasta que tras Re-offender – su canción sobre la violencia de género incluida en aquel disco algo oscuro que nos explica que fue 12 memories– empieza el turno para las peticiones. El público le lanza sugerencias que él acoge con alegre diligencia, y así tenemos el privilegio de escuchar canciones que no suele tocar en directo como la intimista Dear Diary o la preciosa Indefinitely. No podían faltar tampoco My eyes– la canción que compuso cuando nació su hijo- o Flowers in the window, desbordante como siempre de primaveral exaltación romántica. La siguen Pipe dreams, el cover de Britney Spears Baby one more time– que suena cojonudo, para que vamos a engañarnos- y la triunfal y brillante Turn.

Healy firmando autógrafos, ¡qué majete! Foto: Tunya

Se despide muy cariñosamente y cuando estamos ya resignados a marcharnos- de verdad parecía que no iba a salir y tras dos horas de generosa entrega, nadie iba a reprochárselo- aparece de nuevo. Les toca entonces el turno a otras dos maravillas: Driftwood y Closer.

Finalmente, Healy decide acabar con dos de sus temas más antiguos y britpoperos, All I want to do is rock y Happy, y el estribillo de “I’m so happy cause you’re so happy” parece más apropiado que nunca. Sin embargo, por si todavía no nos hemos enterado, una vez acabado el concierto se baja del escenario para firmar autógrafos y hacerse fotos con todo el mundo.

Buenas canciones hay muchas, pero canciones capaces de transmitir y emocionar tanto con tan sólo una voz y una guitarra no hay tantas. Las de Healy son melodías de una belleza sencilla y sincera que te acarician el alma y te guían por delicados parajes como una gentil y generosa mano amiga. Música humilde y con sentimiento para redescubrir la parte más dulce y bonita de la vida.

2 comentarios en “Concierto de Fran Healy”

  1. exacte! al marge de lo bones que són moltes de les seves cançons ell tot sol és capaç de transportar-te a l´ambient dels pubs britànics i també especialment al cantó optimista de la vida. Realment té una força especial, tot des de la humilitat i sensillesa.
    Ales

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