musica

Concierto de The Wombats

Pop acelerado para una noche de fiesta. Eso es lo que son The Wombats y eso es exactamente lo que nos ofrecieron el pasado sábado en la sala Apolo de Barcelona. Venían a presentar su segundo disco This modern Glitch, que salió hace tan solo 3 semanas y sigue con la línea de aquel primer álbum que les dio la fama. Guitarra, órgano, bajo y batería que perfilan ritmillos bailables sobre los que se dibujan historias sobre chicas, discotecas y otras cosas igualmente profundas. Esas son las armas con las que cuenta este trío de Liverpool y que muestran sin complejos y sin ninguna otra pretensión más que la de hacérnoslo pasar bien. Y desde su arranque con ese Our perfect disease con el que empieza el último disco, a eso se dedican durante la hora y cuarto que dura el concierto: a divertirnos.

Lo mejor es que ellos lo hacen también y su energía verbenera es tan contagiosa como sus canciones. Éxitos de su primer disco como Backfire at the disco, Party in a forest, Patricia the stripper o Here Comes the anxiety, van combinándose con nuevos como Techno fan, Schumacher the Champagne, 1996 o la algo más taciturna Jump into the frog.

Entre canción y canción Matthew Murphy, Daniel Hagáis y Tord Øverland-Knudsen (este último es noruego), que así es como se llaman, van leyendo frases en catalán y comentando simpáticamente la jugada. Suenan también singles como, Kill the director, Moving to New York o su más reciente Tokyo. Nosotros saltamos, ellos saltan y todos contentos.

Tras los bises les toca el turno a Anti- D –incluso un wombat se siente triste a veces- y, por supuesto, Let’s dance to Joy Division, su homenaje a uno de los grupos más oscuros de la historia acerca de bailar enloquecidamente esa triste canción que es en realidad Love will tear us apart y que, sin embargo, tanto se presta al canturreo borrachil de una noche de marcha como la que narra la canción. Let’s dance to Joy Division and celebrate the irony, everything is going wrong but we’re so happy. Pues eso. Que a pesar de las preocupaciones, seguimos bailando. Y es que The Wombats son así, no es un grupo de metáforas, significados ocultos ni dobles sentidos, pero sí uno que nos hace cantar, bailar y recordar lo genial que es ser joven una noche de sábado en Barcelona, ¿y quién quiere filosofar sobre la vida mientras puede tener eso?

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