musica

FESTIVAL S.O.S 4.8

Tras siete horas de tren llegamos a Murcia cansados pero excitados ante la perspectiva de tantas horas de música en directo. Unos cuantos desafortunados incidentes hacen que no lleguemos a tiempo de ver a PJ Harvey y a John Parish, ni siquiera de poder escucharles a través de las enormes pantallas que se habían habilitado para la ocasión (la actuación era de aforo limitado para las primeras 800 personas en reservar entrada).
Maximo Park
Nos apresuramos y nos encontramos con unos Maximo Park ya empezados. A pesar de que el escenario principal está repleto, los de Newcastle no parecen conseguir animar a un público que, excepto en las primeras filas, donde se maneja de verdad todo el cotarro, contempla insípido cómo el simpático y carismático Paul Smith, gran amigo del dramatismo y de la sobreactuación y ataviado con su tradicional bombín negro, va haciendo aspavientos con los brazos y pegando brincos por el escenario mientras su poderosa voz perfila éxitos como “Apply some pressure”, “Books from boxes” y “Girls who play guitar”. Cuando parece que el público empieza a ofrecerles la acalorada acogida que merecen, el concierto termina y nos deja con ganas de más.

 

Those Dancing Days
Y por suerte queda más, queda mucho más. Nuestra proxima cita: las suecas Those Dancing Days, que si ya me habían gustado en su myspace, me gustan todavía más en directo. Pop veraniego y bailable con un cierto aire retro a lo Pippetes, pero con más frescura y menos pretensiones. Nos enganchan hasta el final del concierto y nos hacen olvidar completamente que en el escenario principal tiene lugar la que se supone que es la actuación estrella de la noche: Duffy. En cuanto llegamos para coger buen sitio para Babyshambles, su actuación ya ha terminado y no alcanzamos, literalmente, ni a verle el pelo. La verdad, no nos importa demasiado. Estamos impacientes por ver al siempre polémico Doherty y a los suyos, ¿tocará algo de su álbum en solitario? O lo que todavía nos emociona más ¿tocará algo de Libertines?
Peter Doherty

Aparece muy elegante con traje y corbata y abre el concierto con “Carry up in the morning”, la primera canción de su segundo y último disco. Desde nuestro privilegiado sitio, la multitud nos arrastra de un lado al otro como una baraja de naipes y finalmente, decidimos quedarnos estancados en un cómodo lateral y dejar a los de las primeras filas que se maten entre ellos. “Delivery”, “French Dog Blues”, “Sedative”, “Beg, steal or borrow”, las buenas canciones se suceden una tras otra, y aunque Doherty, cuando no toca la guitarra, se arrastra y balancea con torpeza de un lado al otro del escenario con la mirada perdida y no se esfuerza lo más mínimo en entablar conversación con su audiencia, su característica voz rasgada cumple: dócil y delicada cuando entona dulces melodías como “Albion” y arrancando atropellados punks como “Killimangiro” al minuto siguiente, y en general, interpretando con correcciónun bien escogido repertorio.

 

Babyshambles
Quien sí interactúa con el público es el bajista Drew McConell, que apareció con una cresta y un perfecto español (que no había dejado ver en su visita a Barcelona el pasado año) y que sorprendió gratamente a todos con su simpática berborrea con acento canario. Para finalizar: “Fuck forever”, su himno al desencanto en el que lo manda todo a paseo y del que a pesar de sus predicciones (“they’ll never play this on the radio”, se lamenta a chillidos llegado un momento en la canción) se ha convertido en uno de sus temas más conocidos. Antes de marcharse, se acerca al escenario, y como si acabara de decidirlo en aquel momento, se lanza de cabeza sobre el público y nos deja a todos con una estupefacta sonrisa. Tarda mucho, muchísimo en salir, y cuando lo hace, gracias a la ayuda de los seguratas, aparece con el traje arrugado y el rostro mas perdido que nunca…Aunque tal vez ese constante andar atolondrado no deje de ser más que una pose. Lo que está claro es que, aunque no es el poeta soñador ni el Bob Dylan de su generación que algunos, él incluido, intentan hacernos creer que es, tampoco es, ni muchísimo menos, el drogadicto arrastrado en busca de fama a todo precio como muchos le venden. Peter Doherty tiene talento y un puñado de buenas canciones lo demuestran. Eso sí, a mi me gusta más con chaqueta de cuero y acompañado de Carl Barat.

 

Prodigy

Tras escuchar desde lo lejos los ritmos africanos del canario El Guincho mientras nos tomamos unas cervezas, nos acercamos a ver The Prodigy y lo pasamos en grande bailando clásicos como “Smack my bitch up”, “Out of Space” o “Firestarter”. Aunque ya mayorcitos, los reyes de la rave parecen tener todavía gran poder sobre las masas que acogen con alegre frenesí cada uno de sus temas, entre los que se encuentra sus nuevas canciones, incluido su último single “Omen”.

La madrugada nos sorprende bailando el indie y el rock’n’roll de la sesión de Miqui Puig, y la primera jornada del festival toca su fin, Murcia amanece tranquila mientras la música suena todavía en nuestras cabezas de camino al hostal.

Comenzamos el último día de festival tarde, habiéndonos perdido como idiotas la actuación de los Spiritualized pero al menos, a tiempo de coger un buen sitio para ver a Keane.

Keane

No entiendo cómo es posible que se me hubiera olvidado lo buenos que son esta gente en directo. Un poco decepcionada por su último disco y con la perspectiva de tantos conciertos en tan pocos días que me ofrecía este festival en Murcia, tengo que admitir que los tenía algo relegados en el olvido y no esperaba su actuación con la fruición que se merecía.

Y qué maravilloso redescubrir su brillante repertorio, qué alegría toparme de nuevo con el carisma entrañable de Tom Chaplin y los suyos y con su capacidad de emocionar a su audiencia con cada una de sus canciones.

Empezaron con el primer single de su nuevo album, «The lovers are losing», y ya de inmediato recordé lo mucho que me habían hecho disfrutar este trio, ahora cuarteto, en el escenario.

Chaplin, mucho más delgado y con un aspecto múcho más juvenil que en el pasado, se dedicó, sencillamente, a hacer felices a sus fans y con su rostro sonrosado y sonriente fue combinando una perfecta interpretación de muchas de sus mejores canciones con abundantes y efusivos comentarios en español.

Tim Chaplin

Nuevos temas como “You haven’t told me anything”, la triunfal “Perfect Simmetry” o la muy Bowie “Spiralling” y antiguos como “Nothing in my way”, “Leaving so soon”, y por supuesto sus ya clásicos “Everybody’s changing”, “This is the last time” y “Somewhere only we know” fueron coreados hasta el fin por una audiencia tan entregada como ellos, que agradecieron, y volvieron a agradecer y se mostraron tan cercanos y amigables que más que estrellas de rock me da la impresión de que son casi como de la familia.

Y es que nunca he sido partidaria de eso de que el rock tiene que ser arrogante y engreído, y nunca he entendido que hay de «cool» en que un grupo maltrate a su audiencia y les prive de las canciones que más van a disfrutar, como si mostrarse amable fuera una muestra de debilidad o como si en el fondo, aborrecieran estar sobre un escenario. Es como hacerle un regalo a alguien el día de su cumpleaños con mala cara: para eso, no lo hagas. Pero Keane no son ese tipo de grupos, ellos son humildes y generosos y lo más importante de todo: tienen una excelente puesta en escena. Tras la deliciosa interpretación acústica que hicieron de su “Bend and Break”, nos deleitaron con una muy buena version del “Under Pressure” de Queen, sus difíciles agudos y cambios de tono interpretados de forma impecable y con total naturalidad como si apenas requirieran esfuerzo.

 

Se despiden con la más roquera “Is it any wonder” y la siempre brillante “Bedshaped”, la noche calla para escuchar su estribillo dulce y melancólico y al acabar, se torna de nuevo bulliciosa y les despide calurosamente, la brisa arrastra aplausos mientras ellos nos devuelven el saludo con sus afables sonrisas y agradecen, una vez más, la cariñosa recepción de su público.
Conscientes de acabar de presenciar el mejor concierto del festival, nos dirigimos a escuchar a los murcianos Second y nos llevamos una grata sorpresa al descubrir su pop pegadizo y bailable de cosecha nacional.
The Wombats

Y ya avanzada la madrugada, comienza el último concierto en el que tenemos interés, los simpre divertidos The Wombats, que traen su cachondeo desde Liverpool y van desgranando los temas de su album de debut. Con sus letras que hablan de bailar al son de Joy Division, de recibir bofetadas por meterse con los vestidos de sus novias y con sus “Tales of girls, boys and marsupials” (“historias de chicas, chicos y marsupiales” como se llama una de sus canciones), convierten el escenario en un hervidero de festividad, y entre saltos, bailes y ritmos alocados, nos hacen pasar un muy buen rato.

Nos llevamos un muy buen recuerdo de este festival. La organización ha sido buena en aspectos que festivales de más renombre han descuidado en más de una ocasión (lavabos, puntualidad, colas en las barras…) y lo más importante, nos han hecho disfrutar de buenas actuaciones y han puesto de manifiesto que un buen cartel no es incompatible con unos precios razonables. Que cuenten conmigo para el año que viene.

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