Concierto de Roxette

En medio del subidón, Per presenta a la banda: todos suecos y carismáticos, entre los que destaca el guitarrista (y showman de cuidado) Christoffer Lundquist que, en un momento dado, se arranca a tocar una eufórica versión del himno del Barça. Tras los bises le llega el turno a Listen to your heart, que cantan Mary y su aliada corista sin perderse de vista la una a la otra, caminando sus voces en paralelo por la melodía. Me doy cuenta entonces de que la fragilidad de Mary le ha dado a la velada una nueva dimensión. Lo que tenía que ser solo un concierto de pop se ha convertido también en una muestra de lucha, de amor por el oficio y voluntad de superación personal. Acaban con un triunfal The Look: canturreos generalizados, saltos, y eufóricos la-la-lás. Tras las despedidas, Per sujeta a Mary y, pasito a pasito, abandonan el escenario.
Emprendemos la vuelta a casa con la misma mezcla de emociones de quien, tras años de distancia, se ha reencontrado con un viejo amigo. Por una parte, con la alegría al comprobar que la química sigue viva y se mantendrá siempre. Por la otra, con la inevitable nostalgia agridulce que trae consigo el echar la vista atrás.
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