La Señora March vive con horror la publicación de la última novela de su marido, autor superventas del que se cuchichea que se ha inspirado en ella para dar vida a su personaje protagonista: una prostituta fea y patética que despierta la compasión y el rechazo generalizado. Este hecho acentuará sus ya de por sí marcadas inseguridades hasta abocarla en una espiral de angustias, obsesiones y rencores que llegarán a límites preocupantes cuando empiece a sospechar de su marido como responsable de un crimen sin resolver.
Esta es la premisa del debut de Virginia Feito, española afincada en Londres a la que se ha comparado con los grandes de la literatura y el suspense. La señora March es una novela de personajes, de un personaje en concreto, en realidad: todas sus páginas tienen como objetivo el adentrarnos en la personalidad de la homónima protagonista y tienen por tanto una interesante dimensión psicológica. Feito tiene muy por la mano la descripción de ambientes y su prosa elegante consigue adentrarnos con solvencia en el contexto físico y emocional de la novela. A mitades del libro, sin embargo, yo he sentido que el personaje y su circunstancia no daban para más y que se enrredaba al lector en subtramas que no llegaban a ninguna parte. No fue de esa opinión la superestrella hollywoodiense Elisabeth Moss, que quedó prendada con la novela y compró los derechos para llevarla al cine, tampoco de la crítica estadounidense que la encumbró con entusiasmo y la convirtió en fenómeno de ventas.
Es difícil alcanzar el listón de las expectativas disparadas y es probable que la novela me hubiera convencido más de no ser por la exagerada exaltación mediática. Sea como sea, se trata de una primera novela sugerente de una autora prometedora.