Publicada bajo seudónimo masculino en 1847, Jane Eyre obtuvo gran repercusión en su época. Su misteriosa autoría fue fruto de gran especulación y no llegó a desvelarse hasta años después, convirtiendo a Charlotte Bronte en toda una revelación literaria.
Narra las peripecias de la huérfana Jane Eyre, criada con crueldad por la mujer de su fallecido padre, enviada a un infame orfanato y convertida posteriormente en institutriz en un hogar en el que conocerá el lado más dulce y también más cruel del amor.
Se trata de una novela intensa, inteligente y avanzada a su época, protagonizada por una heroína romántica poco convencional: una joven solitaria, físicamente poco agraciada (la autora se encarga de remarcar ese aspecto en varias ocasiones) y de apariencia apocada que sin embargo muestra gran determinación en sus decisiones vitales (no siempre acertadas, en mi opinión). Escrita con apasionamiento y precisión, su marcado carácter romántico se matiza con tintes de novela gótica: secretos escondidos en oscuros cobertizos, paisajes oníricos que reflejan estados anímicos, misteriosos susurros que parecen premoniciones.
Resulta interesante reconocer aspectos autobiográficos en la obra, siendo el principal el espantoso orfanato de Lowood, basado en la institución en la que la autora fue enviada de pequeña y en la que murieron de tuberculosis sus hermanas Elizabeth y María (que inspiró el enternecedor personaje de Helen Burns).
Charlotte también probó, como Jane, las amargas mieles del amor imposible al enamorarse de un profesor casado durante el tiempo que estuvo viviendo en Bélgica. Incluso ese estrambótico personaje que es St John Rivers tuvo su contrapartida en la vida real: un reverendo que le propuso matrimonio para poder irse de misionero con una esposa.
Charlotte acabó casada con otro hombre de la iglesia: un pastor ayudante de su padre al que había rechazado en un principio pero del que se enamoró años después. Estaba embarazada de él cuando murió en 1855, no sin antes publicar su obra y la de sus hermanas ya fallecidas con sus verdaderos nombres. Una vida marcada por la tragedia que dejó tras de sí una obra única e inmortal.