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Concierto de La Habitación Roja

La penúltima jornada de la décima edición del Let’s Festival 2015 tuvo como protagonistas a LA HABITACIÓN ROJA, que celebran sobre los escenarios sus 20 años en la carretera.

Les acompañaban dos nuevas propuestas del panorama del indie nacional. Los sevillanos FULL fueron los encargados de estrenar la velada y caldear el ambiente con su pop rock trabajado con vozarrón al frente. Dos guitarras, bajo, teclados y batería dan forma a un sonido contundente y personal que envuelve letras que invitan a la segunda escucha. Con gracejo y buenas maneras, los andaluces desgranaron los temas que componen su primer disco Mi primer atraco, que les ha llevado a compartir productor con Vetusta Morla (influencia palpable en su sonido) y entre los que cabe destacar sus singles Quienes somos realmente y Esto es un atraco. Habrá que seguirles la pista.
A continuación fue el turno de GRISES, con una puesta en escena efectiva aunque exageradamente grandilocuente para su música divertida pero previsible. Armados con sus sintes y sus bailoteos, los vascos dieron caña con su sonido ochentero engalanado de –algo irritantes– pretensiones de modernidad, aderezado con grititos pseudo Arcade Fire y asentado sobre bases rítmicas repetitivas.
Tras ellos llegó el plato fuerte de la noche: LA HABITACIÓN ROJA. Los de Valencia se metieron al público en el bolsillo con un repertorio bien escogido que repasó cronológicamente su prolija carrera. Desde aquellos primeros guitarreros temas que les dieron a conocer a finales de los noventa (Mi habitación, o Eurovisión) nos embarcamos en un viaje por la banda sonora de su trayectoria a lo largo de las dos primeras decenas del milenio, hasta desembocar en las incluidas en su noveno y hasta la fecha último disco del 2014 (La moneda en el aire, Si tú te vas, De cine). Entre los dos extremos: grandes canciones de los ocho discos que los separan. La cálida voz de Jorge Martí encuentra sus perfectos aliados en esa hipnótica guitarra solista de Pau Roca ─capaz de tejer muy diversos y hermosos ambientes sonoros sin apenas esfuerzo─ los teclados de Jordi Sapena y los precisos Marc Greenwood y José Marco al bajo y a la batería. Sin olvidar, por supuesto, el bello cojín melódico que tejen las voces de todos ellos, que se funden en coros que suenan especialmente arrebatadores en canciones como Voy a hacerte recordar, la triunfal y emocionante La segunda oportunidad o Febrero que, a pesar de su título invernal, acaricia el alma como el sol en primavera.
Los momentos álgidos de la noche llegaron de la mano de sus himnos al desamor: con la dolorosa gloria de Indestructibles, y la amargura escondida bajo el disfraz bailongo de Ayer. Tras los bises, la noche se vuelve a encender con dos canciones antiguas (La noche se vuelve a encender y Scandinavia) para despedirse guerrera y con distorsión a cargo de Crónico, que Martí canta mano a mano con su público al bajarse del escenario.
Un impecable concierto de celebración de una trayectoria honesta y coherente que, sin prisas pero sin pausas, ha ido ganando terreno hasta alcanzar un lugar privilegiado en la escena del indie patrio y los corazones de los amantes de las buenas melodías.
 

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