Son muchos los Barceloneses que esperamos el Primavera Sound con el entusiasmo de un niño en la noche de reyes y nos regodeamos con su llegada desde tiempo atrás. Actualizaciones en el Facebook del estilo ¡Tan sólo una semana!, largas listas en el Spotify y meticulosos excels con pequeñas anotaciones al lado de los grupos que no conocemos para distinguir entre los que prometen y los que no tenemos interés en descubrir, son algunas de las triquiñuelas que nos van adentrando en el terreno y acrecentando nuestras expectativas e ilusión. Y al fin llega y lo damos todo y no nos decepciona, y en un domingo de resaca y sin voz, llega el momento de sentarse por fin, un rato, y compartir con el papel lo vivido…
Estrenamos el festival el Jueves con un puñado de buenas canciones de los rockeros españoles Half Foot Outside (en el que fue su último concierto antes de tomar rumbos por separado) haciendo una breve parada por el grupo de culto post punk The Fall para terminar en el escenario Pitchfork y presenciar el final de la actuación cañera y divertida de Titus Andronicus y de su estrafalario y barbudo líder. La aglomeración es brutal en the XX, el grupo inglés al que el hype (¿exagerado?) ha encumbrado como uno de los grupos del momento, por lo que decidimos alejarnos de la multitud. Una feliz sorpresa nos agradece el gesto: los niños melenudos Smith Westerns nos hacen pasar un muy buen rato y nos enganchan con su garage desgarbado dejándonos ganas de más. Y más tenemos, de la mano de Superchunk y su rock melódico, de los desmadrados Broken Social Scene y finalmente, del electro-rock de The Big Pink, algo aburridotes, a mi parecer, si no llega a ser por sus dos grandes temas “Dominos” y “Tonight” que parecieron los únicos capaces de alegrar el cotarro.
Y a la una (menuda jugarreta la que nos hicieron a los que al día siguiente teníamos que ir a trabajar), el plato fuerte de la noche: Pavement, los reyes del lo-fi y del rock más underground de la escena americana de los 90 y que tras 10 años de separación, acaban de reunirse para irse de gira mundial.
Abren el concierto con su single más conocido “Cut your hair” y van desgranando temas de sus 5 álbumes, entre los que cabe destacar la genial “Shady Lane” con sus peligrosos juegos al desafine que nunca llega a desafinar, las taciturnas “Here” y “Spit on Stranger” o la apacible melodía con dejes country “Range Life”.
Las pocas horas de sueño y la larga jornada laboral me tienen algo inquieta durante todo el viernes, especialmente cuando ésta me obliga a perderme uno de los grupos que esperaba con más ilusión: los poperos canadienses The New Pornographers que acaban de estrenar nuevo disco. Amigos de los coros joviales y las melodías radiantes, ofrecieron según me explicaron mis afortunados amigos que sí pudieron verles, un memorable recital, con temazos tan maravillosos como «My right versus you» o «All the old showstoppers».
Pero de nada sirve regodearse en las desgracias: la jornada ofrecía todavía muy estimulantes perspectivas. Me estreno con los norteamericanos Spoon y su rock amable con tintes folk, que con canciones como «The way we get by» o «The underdog» arrancan los primeros saltos en la multitud y más tarde, con los tranquilitos Beach House y su pop lánguido y soñador con chica de curiosa voz al frente (que recuerda a ratos, a la oscura y melancólica voz de Nico).
La noche se iba descubriendo y tras unos Wilco siempre acertados, siempre impecables (excepto tal vez, por un par de problemillas técnicos en las dos primeras canciones) que nos deleitan con maravillas como “Heavy metal drummer”, “You are my face” “Impossible Germany” o “I’ll fight” llegó el momento más esperado del festival por lo que a mí respecta: Pixies.
En cuanto a repertorio fue un concierto muy parecido al que dieron hace cuatro años en Benicassim (esta vez sin avalanchas), pero a quién le importa, tratándose de himnos como los suyos: que nunca envejecen, que nunca podrán llegar a cansar. «Cecilia Ann», «Debaser», «Gouge Away», «Here comes your man», «Monkey gone to heaven», «Waves of mutilation», «Velouria», «Allison»… durante la intensísima hora y media larga que duró su concierto, no dieron tregua. Yo que me había prometido a mí misma no gritar para no quedarme afónica, qué ilusa. Cómo no va a gritar uno con el graznido desgarrado de Thame, con el diálogo histérico en Hey o los aullidos enloquecidos de Where is my mind. Como no tatarear con la risueña inocencia de un enamorado en primavera (o mejor dicho de invierno, dado el título de la canción) cuando entonan ese Winterlong, la maravillosa versión de Neil Young con la que los de Boston muestran su faceta más cálida y romántica.
Francamente, me da igual si en realidad se odian entre ellos, si lo único que persiguen es el dinero o si no han compuesto ni una nota juntos desde los noventa. Con una recopilación de canciones como la que nos ofrecieron en la noche del viernes, ya pueden ir viniendo de gira una vez cada tantos años que yo seguiré pagando religiosamente mi entrada para verles.
Acabamos la noche con el rock experimental de Yeasayer, al que la verdad, no prestamos mucha atención, y con Mujeres, que a pesar de la hora tardía y de nuestra falta de expectativas tras un conciertazo insuperable como el de Pixies, lograron engancharnos con su desenfrenado buen rollo rockanrollero.
Inauguramos el sábado con la muy lograda actuación de The Drums en la que fue su primer directo en nuestro país. Encabezados por un simpático líder que se empeña en retorcerse cómicamente en el escenario mientras interpreta sus canciones, estos norteamericanos cachondos son una curiosa combinación entre Vampire Weekend y Joy Division, que manchada de tintes surferos y un cierto deje retro, van hilvanando canciones pegadizas y fáciles de hacerse querer como “Best friend” “Let’s go surfing” o “Don’t be a jerk, Johnny”.
Les siguió un triple dilema: el pop melódico de los gallegos Niño y Pistola, el particular rock de los norteamericanos Built to Spill o el encanto británico de los míticos The Charlatans, que tocaban a la misma hora. Finalmente optamos por estos últimos y nos dirigimos al escenario principal en el que los de Manchester interpretan íntegramente su disco “Some friendly”. Geniales odas indies como “You’re not very well” o “The only one I know” nos hacen disfrutar como enanos, aunque el descarado parecido con sus compatriotas The Stone Roses, tanto en la voz, estilo de canciones como incluso en los movimientos orangutanados de su líder en el escenario, rozan peligrosamente lo ridículo. Aunque supongo que bien mirado, a quién le importa: una buena canción es una buena canción, independientemente de sus influencias y reminiscencias.
Los Pet Shop Boys se adueñan del festival con una extravagante puesta en escena: mujeres bailongas metidas en cubos de plástico y otros curiosos disfraces según la temática de la canción, y uno de los miembros del grupo, el de la mesa de mezclas, con una planta en la cabeza. No sabemos bien si tienen pretensiones futuristas o sencillamente quieren hacer reír, pero el caso es que tienen su gracia y con canciones como “Go west” “It’s a sin”, “Always on my mind” o “Se a vida e” nos ofrecen un memorable espectáculo de lo más divertido. Nunca hubiera supuesto que un concierto de Pet Shop Boys me hara disfrutar tanto. Qué cosas.
La madrugada avanza y el festival toca a su fin. Mientras la mayoría de los asistentes se concentra en Orbital, los que preferimos las guitarras nos dirigimos al escenario ATP y lo despedimos con la ecléctica y genial sesión de Dj Coco que lo mismo nos pincha Elvis, como Beatles, The Stooges, Judas Priest o Arcade Fire.
Y así, tras tres intensos días de buena música y ajetreo festivalero, queda cerrada esta última edición del Primavera Sound dejándonos un muy buen sabor de boca. A pesar de los modernillos pretenciosos, la carísima cerveza y las larguísimas colas en los lavabos que en momentos han crispado nervios y enturbiado actuaciones, miramos atrás con feliz nostalgia y colgamos nuestras fotos, e intentamos reconstruir los setlists, y en un domingo de resaca y cansancio, nos sentamos frente al ordenador para plasmar nuestros recuerdos en papel y evitar que se borren con el final de la primavera.
Uo gran review! Os faltó hablar de la genial actuación de The Wave Pictures, con sus impresionantes solos de batería y guitarra. La verdad es que me impresionaron mucho, pues aún no los había visto en directo.
The XX los vi un poco más flojitos, pero los juegos de luces estaban muy bien sincronizados.
Seguid con este blog que las críticas son buenas 🙂
No había visto este comentario hasta ahora! Muchísimas gracias por tus amables palabras, aquí serguiremos! Pues si, nos perdimos The Wave Pictures, una pena, espero tener la oportunidad de verles en un futuro. Un abrazo!