Me parece increíble que hace tan sólo una semana lo único que supiera de Mark Everett fuera que era el cantante y compositor de Eels. Que ignorara donde había nacido, de qué trabajaba su padre o si tenía hijos o hermanos. Hoy me siento como si hubiera compartido un montón de cosas con él, como si le conociera de toda la vida. Me da la impresión de haber presenciado su infancia en Virginia, sus enamoramientos adolescentes y su ascenso a la fama. Me parece haber sufrido con él los silencios de su padre y los excesos de su hermana, su soledad, sus miedos. Me he reído con cómicas anécdotas de su vida y he llorado con la trágica historia de su familia. Ahora le veo con su barba y sus gafas en entrevistas y videoclips y es casi como si un amigo entrañable estuviera en la pantalla y me siento contenta de que haya alcanzado la fama con su música, después de tantas penas y tanto esfuerzo.
Y ni siquiera conozco al tipo. No le he visto jamás ni he intercambiado nunca palabra con él. Pero con su autobiografía “Cosas que los nietos deberían saber”, me ha contado la historia de su vida y, tal y como había hecho antes con sus canciones, me ha cautivado con sus palabras. Y esta vez tiene más mérito, porque no venían arropadas en delicadas melodías ni las entonaba con su dulce voz rasgada. Esta vez se han limitado a narrar recuerdos, con una sencillez y una sinceridad jovial que no sólo han hecho que disfrutara de una muy amena lectura sino que me han convertido en cómplice de sus andanzas.
Y la verdad, haber sido cómplice de las andanzas de Mr E, que así es como le llaman, ha sido un verdadero placer. Y eso que no ha sido el suyo un pasado fácil. Lleno de complejos e inseguridades (desde los tiempos en los que en el colegio, se quedaba el último cuando hacían equipos en clase de gimnasia- anécdota con la que se ganó ya desde el principio todas mis simpatías) y con una juventud marcada por la soledad y la muerte de sus seres queridos, abundan en su historia episodios tristes y oscuros.
Su padre, Hugh Everett, era un científico incomprendido avanzado a su tiempo que, apenas en la veintena, formuló una teoría (la teoría de los universos paralelos) que tendría decisiva influencia en el campo de la física cuántica unos años después. Siempre en silencio y perdido en sus propios pensamientos, Hugh Everett era para su hijo un completo desconocido cuando con apenas 19 años, éste se lo encontró muerto en su cama víctima de un ataque al corazón. Años después le seguiría su hermana Liz que se suicidó tras un largo historial de intentos y cuya carta de despedida hablaba de reunirse con su padre en otro y mejor universo paralelo.
Son éstas tragedias que le encogen el corazón a uno y que por desgracia, van acompañadas de otras más. Y sin embargo, por muy estremecedor que pueda sonar- que es- todo esto, en ningún momento cae Everett en el dramatismo al que se presta una historia como la suya. Por el contrario, el libro está narrado con humor y plagado de divertidas anécdotas: de asquerosas profesoras del colegio, de novias desequilibradas, de managers chaqueteros, de fiestas de Neil Young y centros budistas llenos de gente rara. Y por supuesto, de música, de canciones, las suyas, muchas de las cuales son autobiográficas y narran también la historia de su vida. Porque Everett ha volcado su vida en la música y ha encontrado en las canciones su salvación, su vía de escape, su luz al final del túnel. Una luz que le ha llevado a lugares y a personas completamente inesperados, una luz bajo la que el mundo se convierte en un lugar inspirador y lleno de belleza. Porque tal y como pasa con muchas de sus canciones, la lánguida tristeza que impregna parte de la obra de Mark Everett es dulce y reveladora e inexplicablemente hermosa. Una belleza que emociona, conmueve y da esperanza, una belleza parecida, probablemente, a la que él se refiere en los inicios de su historia:
La vida está llena de hermosuras impredecibles y sorpresas extrañas. A veces, la belleza me supera y no se como afrontarla. ¿Conoces la sensación? ¿Cuándo algo es demasiado hermoso? ¿Cuándo alguien dice algo o escribe algo o toca algo que te conmueve hasta las lágrimas o que llega incluso a cambiarte?
Es curioso que me preguntes eso, Mark Oliver Everett, porque conozco esa sensación. La conozco perfectamente
Molt bona crítica, entren totes les ganes del món de llegir el llibre. I que bons que són els Eels, per cert.
rocknroute.blogspot.com
ep! un placer leerte, muy buen blog, en general.. todo… así y tal. Curioso encuentro el nuestro. DEU!
El otro día estuve en unos almacenes de música, tampoco vamos a hacer publi gratis, y vi el CD, justo la semana que me recomendaste que los escuchara y me acordé de ti ;)))
¡Ei, escribes bien, nena! Por cierto Mr.E cantando y cuando sea más viejo va a tener un algo, un aire a Tom Waits…
Petons!
hola! Muchas gracias Ales, Ataulfa i Drap de Cuina! Si que te un cierto deje al Waits, tens raó, de fet ell és super fan i al llibre s'explica també una anecdota d'un dia que el Tom Waits li va trucar a casa i ell es va posar super content..
petons!
Yeah!!
Gran tipo, y gran libro, que no cae en lo que hubiese sido lo tipico de intentar dar pena, sino de que las cosas pasan, hay que afrontarlas y tirar adelante.
Gracias por pasarte por mi pequeño blog
y te sigo desde ya!
Muchas gracias y lo mismo digo! 🙂
saludos!
en primer lugar debo admitir que la música de eels es muy identificable , la vida de Mr E en la adolescencia no fue muy legible , tener 2 parientes muertos no es algo que pasa en la vida tan persuasivo , pero felicito a Mr E por plasmar todo este dolor en su musica y llevar a este consigo mismo , cosa que ningún doctor o psicólogo podrá sacar de tus pensamientos .