musica

CONCIERTO DE TWO GALLANTS

Con 3 discos brillantes y diez años en la carretera a sus espaldas, Two Gallants decidieron tomarse un merecido descanso a principios del 2009. Dos años después y cuatro desde que trajeran su intenso directo a la ciudad condal por última vez, el dúo californiano volvió ayer a Barcelona y nos regalaron, como en los viejos tiempos, una noche para recordar.

Adam Stephens

Combinando sus mejores temas del pasado con un puñado de nuevas canciones que tienen previstas salir a la luz en forma de un esperado cuarto álbum el próximo año, Adam Stephens y Tyson Vogel se apropiaron brutalmente de nuestras almas como los personajes oscuros que protagonizan sus canciones. Y lo hicieron sin tregua, ya que, a pesar de que la mitad del repertorio estuvo compuesto por temas nuevos que nadie conocía, incluso estos sonaron sobrecogedores, rompiendo en la noche a golpetazo limpio de la mano implacable (y como más tarde pudimos comprobar, malherida) de nuestros protagonistas; la de Stephens arrancando arpegios de su espléndida Gretsch roja y brillante, la de Vogel aporreando la batería con panderetas y con lo que haga falta, presa de un arrojo que viene de lo más profundo y que va más allá del rock y del punk y de cualquier otra etiqueta.

Tyson Vogel

Ya pueden ser historias de amor atormentado como Despite what you’ve been told, The hand that held me down o Nothing to you, crudas estampas de muerte y pobreza como Steady Rollin o Long summer day o arrolladores retazos de westerns carcelarios como Las cruces jail (pudimos escucharlas todas ellas), las de Two Gallants son canciones que remueven, estremecen, le envuelven a uno con el sentimiento desgarrado de unas melodías que susurran a chillidos verdades oscuras que, sin embargo, suenan tan hermosas…

Cerraron el concierto de la mejor manera, con Seems like home to me, el reflejo de la soledad errante, casi romántica, del trovador desarraigado que en la noche mira el cielo y piensa en un amor del pasado… Me doy cuenta, mientras escribo estas líneas, de que me estoy emocionando por momentos y, francamente, tanto me da. La música está para sentirla y la de Two Gallants consiguió, en la escasa hora y veinte que duró el concierto, vapulear nuestros espíritus y hacernos disfrutar de nuestros agridulces sentimientos a flor de piel. Una verdadera maravilla.

Fotos: Ana/ Tunya

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