“-¿Mi crimen? ¿Qué crimen?- gritó él, de súbito, en un repentino ataque de furor-. ¿El que haya matado a un piojo nocivo, asqueroso, a una vieja usurera que no hacia falta a nadie? Por matarla habían de perdonar la mitad de los pecados»
Tal y como lo describió el propio autor Crimen y Castigo es “la historia psicológica de un crimen”. La historia de Raskolnikov, un joven con grandes dificultades económicas que malvive en una pensión de mala muerte, que un día asesina a la ricachona y vil vieja usurera a la que empeña sus pertenencias para robarla y sin tenerlo previsto, tan sólo porque pasaba por allí, acaba matando también a su hermana.
A pesar de que el principal motivo del asesinato parece ser el robo, a medida que avanza uno en la lectura se da cuenta de que el incentivo tras el asesinato es en realidad el poner en práctica las teorías filosóficas ideadas por el protagonista acerca de la existencia de dos tipos de hombres. Los normales, que se rigen por la ley y las convenciones sociales y los extraordinarios, a los que su especial naturaleza les permite actuar saltándose la ley, ya que sus acciones quedan justificadas al ser beneficiosas para su propia persona y en definitiva, para la humanidad. Recuerda mucho esta hipótesis a las teoría del Superhombre de Nietzche y es que por lo visto, Dostoievski ejerció una gran influencia en el filósofo (y no a la inversa, como mucha gente cree) llegando este último a afirmar que “lo único que se de psicología lo aprendí de Dostoievski”.
Y es que tal y como he comentado al principio, se trata de una historia psicológica en la que la descripción del estado mental del protagonista es el factor clave que motiva toda la novela: sus remordimientos y paranoias, su malhumor y su desconfianza, sus paseos atormentados de nervios y culpabilidad por las calles de San Petesburgo. Un San Petesburgo tan oscuro y sórdido como él mismo, corrompido por las desigualdades, la miseria, el alcoholismo, la mendicidad y la tisis.
Por lo visto Dostokevski sacó la esta idea del asesino filósofo en las prisiones de Siberia (en las que pasó 4 años acusado de revolucionario, tras habérsele conmutado en el último momento la pena de muerte por una de prisión), en las que llegó a conocer a varios criminales muy cultivados y con grandes aspiraciones intelectuales.
El febril estado de nerviosismo y ansiedad en el que se encuentra el protagonista tras cometer el asesinato me ha hecho pensar en la película “Match Point” de Woddy Allen (y un poco también, en su anterior “Delitos y faltas”) particularmente en la angustiosísima velada en la ópera que pasa Jonattan Rhys- Meyers tras haberse cargado a su novia (una de las mejores escenas de la película, a mi parecer). Recurro a internet para investigar sobre el asunto y efectivamente, aparecen muchas entradas en las que se comenta esta influencia. De hecho, aparecen en “Match Point” alusiones explícitas a la obra: Jonattan Rhys-Meyers, el protagonista, aparece leyendo a Dostoievski en diversas ocasiones e incluso llega a mantener una conversación con su suegro acerca del autor. También, el segundo asesinato fortuito y sin premeditación de un personaje completamente inocente (si es que se puede considerar al otro culpable) y ajeno al protagonista, y la manera como tiene lugar la entrevista con la policía suceden de manera muy similar en el libro y la película y son otras muestras de lo mucho que Allen toma prestado de Dostoievski.
Lo mejor de la novela es a mi parecer la genial manera en la que están retratados los personajes, dejando ver toda su complejidad psicológica y sus contradicciones. El epílogo final, sin embargo, me ha parecido un poco precipitado y tratado de forma algo superficial si se compara con la minuciosísima precisión con la que están narrados muchos otros episodios de la novela, tal vez menos importantes. A pesar de lo largo y denso de la historia, llega el final y uno se queda algo inquieto, con ganas de saber más. ¿Qué le tiene guardado el destino a Raskolnikov y a Sonia tras tanta desgracia y desesperación? Aunque pensándolo bien, ¿Qué mejor elogio para un libro de más de 500 páginas que acabarlo y tener ganas de más?
Una curiosidad final: Existe una versión en cómic de Crimen y Castigo en el que el protagonista Raskolnikov es nada más y nada menos que… ¡Batman! Mas información aquí.