El pasado 2, 3 y 4 de Julio, Vilanova y la Geltrú se puso sus galas indies para recibir al Faraday, el festival de música independiente que viene celebrándose en la ciudad costera desde hace ya 7 ediciones, apostando por interesantes propuestas a menudo desapercibidas incluso en la propia escena del pop alternativo de nuestro país.
Sólo llegar al recinto me doy cuenta del carácter especial de la velada, su emplazamiento elevado con vistas al mar, sus dos escenarios de reducidas dimensiones, su única barra sin colas, incluso su público; todo parece impregnado de cierta sensación de acogedor encanto familiar.
Me estreno con 3 cantautores, cada uno su estilo particular y su sello propio. El gallego Abraham Boba y sus elegantes melodías de corte clásico me dan la bienvenida, pero es la ecléctica y animada actuación del catalán guasón Joan Colomo (miembro de, entre otras formaciones, los recientemente disueltos the Unfinished Sympathy) que con su curiosa combinación de estilos e idiomas, me arranca los primeros bailoteos. El estrafalario trovador maño Bigott y la completa banda de músicos que le acompañan toman luego el escenario y anochece en Vilanova al son de su voz cristalina y su particular estilo entre solemne y socarrón. Suenan temas de su último disco como “Dead mum walking”o “Cool single wedding” así como pertenecientes a sus anteriores trabajos como “She is my man”; taciturnas melodías impregnadas de cierto deje surrealista y cómica autoparodia («Sounds like: una mierda» puede leerse en su myspace. Nada más lejos de la realidad).
Le siguen los norteamericanos Clem Snide, que interpretan el disco “Zuma”, del maestro Neil Young. Se engloba esta curiosa actuación en el interesante ciclo de conciertos “We used to party” en el que grupos versionan en directo discos que les hayan influenciado en su trayectoria. Luego, los veteranos The Wedding Present se apropian de la noche y ofrecen una huracanada sesión de punk en la que no pueden faltar algunos de sus temas más míticos como “Brassneck” y “Kennedy”.
Les suceden los barceloninos Mujeres y su pegadizo garage guarrote, que como ya hicieron en el Primavera Sound, nos hacen pasar un buen rato de guitarreo cachondo y sin pretensiones. Cierran la noche los ritmos electrónicos de Is Tropical y la muy variada sesión de Our fauvorite club djs que pinchan desde Surfer Blood hasta flamenco, con un gracioso fondo de pantalla de cine en el que se proyecta la mítica película de los 80 “Teen Wolf”, con la que me tienen ganada ya desde un principio.
Los británicos Apples y su pop refrescante resultan el mejor antídoto para combatir el bochorno y la resaca del recién inaugurado sábado. Combinando soleadas armonías sesenteras con el encanto hortera de los 80 y los ritmillo bailables de grupos contemporáneos como Vampire Weekend o The Mystery Jets, el quinteto británico nos inyecta felicidad en vena con temas como»Theo», «Reason 45» o una muy lograda versión a capella del «Dreaming of you» de The Coral.
Tras el indie folk de El petit de Can Eril, llega el plato fuerte de la noche: Jeff Tweedy. Aparece sólo en el escenario rodeado de guitarras acústicas y atavíado en todo momento con una muy afable expresión, ofrece una actuación intimista y simpática en la que no faltan algunos de sus grandes éxitos con Wilco como “Jesus etc”, “Either way” o “I’ll fight”.
Tras él aparecen los Punsetes y su peculiar puesta en escena, para algunos original, para mí únicamente absurda. Luego, el pop aniñado de Linda Mirada y el punk soul con sentimiento de Maika Makovski y finalmente, despedimos la noche al ritmo del bailongo electro rock de los escoceses Errors y de temazos indies de la mano de dj Amable.
El cartel del domingo era reducido aunque intenso: Louis Eliot & The Embers (Louis Eliot era el cantante del grupo de brit pop de los 90 Rialto) y el legendario gentleman británico Nick Lowe. Los dos conciertos me sorprenden por su calidad y su familiar puesta en escena: los primeros Louis Eliot y los suyos, me cautivan con sus melodías country rock y su pegadizo encanto folk y más tarde, el señor Lowe, con su sonrisa entrañable y sobretodo, sus inmortales clásicos como “Cruel to be kind” o “What’s so funny about peace, love and understanding”.
Al ritmo de su guitarra acústica y su voz clara, se da por finalizado el Faraday de este año. Tomamos el camino de vuelta a nuestras casas y con un muy buen sabor de boca, de buenas canciones, festividad estival y cálida brisa marina, nos despedimos de la playa de Vilanova, hasta el año que viene.
Fotos: Antonio Bertran